El bolero y el montuno se han convertido para mi en modelos y arquetipos para la composición; uno de índole lenta y expresiva y el otro de movidos ritmos. Estos modelos me permiten expresar una vasta gama de gestos musicales muy cercanos a mi sensibilidad caribeña. En el caso de los boleros entro en lo melódico, buscando esa expresividad musical que se acerca a esos recuerdos musicales que guardo de mi juventud en Puerto Rico