Estas tres breves invenciones a dos para piano solo las escribí, una vez más, a solicitud de mi querida amiga y gran pianista Elena Riu, musa e intérprete de mi obra para piano.
Las minúsculas piezas, compuestas en muy breve lapso, están inspiradas en el Bach que me acompañara en mi infancia y adolescencia y en el expresivo y esencial Anton Webern que me deslumbrara y fascinara en mi juventud.
Los motivos, brevísimos, son manejados contrapuntísiticamente con gran libertad, en un tratamiento a dos voces que me obliga a ir a la esencia de cada nota que parecieran tener, cada una, no sólo un color particular, sino también su propia fragancia.