Toma como material de partida la tradicional y conocida Kachampa cuzqueña, material que, dicho sea de paso, ya empleó en sus obras Texturas para orquesta (1991) y Amalgamas para 5 flautistas (2004).
Se divide en:
Luego de la introducción marcada por el predominio de solos instrumentales y un tejido polifónico de las maderas, irá apareciendo poco a poco la melodía de la Kachampa en variantes casi siempre distintas a su versión original: melodía armonizada en sus formas original, invertida y retrógrada; superposición polifónica de sus mismas frases, uso de sus patrones rítmicos desprovistos del perfil melódico. En síntesis, intento de re-crear una ancestral danza peruana dándole otras facetas y trayéndola a nuestro tiempo y entorno actuales.