Si bien el instante apenas dura, todos los tiempos están contenidos en él. Lo que sucedió, sucede y sucederá aparece como un resplandor que nos ciega. Presencia absoluta. El instante no es lo mismo que el acontecimiento (l’événement). Como dice una frase de Niezsche retomada por Badiou, el acontecimiento « parte en dos la historia del mundo ». Por el contrario, el instante introduce un cambio transitorio. La experiencia temporal que impone dura un breve lapso de tiempo y, tras su paso, no deja rastro. La magnitud del instante es inagotable. Recuérdese lo que decía Francis Bacon: « No hay nada más vasto que las cosas vacías ».
* Luciano Concheiro, Contra el tiempo, filosofía práctica del instante, Anagrama, Barcelona 2016