Una preocupación permanente, a lo largo de mi obra musical, ha sido el tratar de recrear los paisajes sonoros de la geografía de mi país (Bolivia). En esa búsqueda, encontré que había dos formas a través de las cuales se manifestaba en mí esa intención: una, ominosa y explosiva y. otra, íntima y retraída. A la primera, mi reacción ha sido la de grandes sonoridades, a la segunda, en cambio, de sonoridades íntimas. Algunas de las obras de música de cámara, escritas bajo este aire íntimo, las he agrupado bajo el término genérico de Místicas.
Esta Mística No. 14 juega con las sonoridades de los paisajes altiplánicos de Bolivia, como también de aquellas que producen los habitantes de esas regiones, a veces melancólicas y otros desbordantes.